11.Crónica de la 6ª caminata o del “31E - Día del conxuro da Queimada"
Crónica de la 6ª caminata o del “31E - Día del conxuro da Queimada[1]”.
El viernes 30 de enero a eso de las 11,30 de la noche y antes de acostarse, Teresa Bañobre repasaba los últimos apuntes del conxuro que iba a realizar al día siguiente en el momento de hacer la queimada y que empezaba así:
"Mouchos, coruxas, sapos e bruxas
Demos, trasgos e diaños,
espritos das nevoadas veigas.
Corvos, píntigas e meigas,
feitizos das menciñeiras,
podres cañotas furadas,
fogar dos vermes e alimañas.
………
A la segunda estrofa quedó completamente dormida, estaba algo cansada por el enorme trabajo realizado durante toda la semana preparando la comida del convite a todo el grupo QPH por su “28” cumpleaños a celebrar al día siguiente en su casa como más adelante comentaremos.
El sábado 31 de enero (31E), como siempre los componentes del ejército de Pancho Villa empezaron a llegar a cuentagotas a la parada de San Telmo. Antonio el ínclito Secretario como siempre estaba apurado, eran las 8 de la mañana y solamente habían llegado 6 personas de un total de 33 personas que se habían apuntado a la caminata. Como siempre, también aparecieron unos 4 ó 5 ó 6 caminantes nuevos que se incorporaron al grupo.
El día amaneció casi totalmente despejado, sin viento, algo fresquito pero aguantable, parecía como si “Dios” estuviera de nuestra parte presagiando un día agradable, saludable, recordable, inmensurable…..
Esta vez íbamos a utilizar la guagua de Global (LÍNEA 80 - 8 de la mañana) hasta Telde y en la estación tomábamos otra guagua (LINEA 13 – a las 9 de la mañana) para ir a Valsequillo. El grupo pequeño que llegó a tiempo tomó la guagua de las 8, y, ni que decir tiene, a la mayoría de nosotros se nos escapó la guagua de las 8 y cogimos la de las 8,30. Enrique al llegar, comentaba “… que no había caído en la cuenta que no íbamos a utilizar la guagua de Amanda Bus como otras veces”. Alguien comentó por lo bajo “…No hay nada peor que acostumbrarse a la comodidad”
Al llegar a la estación de Telde se incorpora Pedro “el cura de Telde” que venía caminando desde la Garita. Después de los saludos de rigor, Rosa Delia comentaba a Raquel, creemos que un poco irreverente hacia la figura de nuestro Presidente Roque, diciendo “… estoy en la duda Raquel, no sé si el día ha amanecido tan bonito porque nos acompaña la iglesia o porque Roque no ha venido…”, Raquel le comenta “… creo que por las dos cosas.”
A las 9,30 horas los caminantes se encontraban esparcidos por los diferentes bares, churrerías, supermercados, tiendas del pueblo de Valsequillo. Se estaban pertrechando de los respectivos bocadillos, naranjas, zanahorias, ¡¡si zanahorias!!, sándwiches, tapas de ropavieja de pulpos, cafenes, cortados, mentas-poleo, cortados, leche y leche, churros con azúcar, sin azúcar, etc., etc., etc.
Fernando Álamo aprovechó la ocasión para realizar la primera inversión de la futura cooperativa agrícola de futura creación. Compró una pequeña Moto azada de color amarillo-rosa, algo escandalosa y de bajo consumo. Teresa, como futura presidenta fue la receptora de la maquinaria agrícola y naturalmente estuvo practicando durante todo el camino hasta llegar a su casa.
A las 10 de la mañana se inicia el ascenso a lo alto del Montañón, 957 metros de altitud, rumbo a Santa Brígida. A mitad de la subida Jose Luis, compañero nuevo venido de afuera de estas ínsulas y desconocedor de nuestra geografía, en una parada para coger resuello, dirigiendo la vista hacia el Roque Saucillo dice en voz alta “… mira, el Roque Nublo”. Inmediatamente y al unísono saltan voces algo histriónicas de sus acompañantes, encabezadas por MERCI la chicharrera con intereses en Gran Canaria “… ¡¡NO, ese es el Roque Saucillo el Roque Nublo no se ve desde aquí!!!! Tremendo grito se escuchó a 10 km a la redonda. No hay nada como tener intereses en la isla para defenderla de esta manera.
Eran las 12,32 horas y en lo alto de la montaña de los Barrancos, se hace el primer parón del día. El personal aprovecha para degustar las pequeñas exquisiteces que se traía. Curiosamente, Fernando Sáenz y Manolo Rivero, ambos con sendos pañuelos de seda china de color anaranjados que cubrían sus cuellos, estaban degustando dos hermosas zanahorias, peladas para la ocasión. Esta redacción está en la duda de si los chinos ya no saben qué hacer para vender sus pañuelos y regalan zanahorias con los mismos, o bien, es una nueva forma de distinción entre los varones caminantes, o bien, la crisis económica es tan grande que nuestros comerciantes regalan un pañuelo chino por la compra de una zanahoria.
Sobre la 1,00 hora de la tarde se inicia el camino, se atraviesa el barranco del Gamonal y se accede a las Tres Cruces situada en la Degollada de la Lechuza, lugar donde se encuentra el Bar de Bernardino, conocido por su buena carne de cabra y garbanzada. El personal sabiendo que el bar estaba cerca, el olor a cerveza, a morcilla de Teror, etc, hace que se dispare el pelotón y se haga una pequeña competición por llegar el primero, lugar que ocupó Oscar con 15 minutos de ventaja del resto.
Sobre las 13,53 minutos llegaron los últimos caminantes a Casa Bernardino, la imagen que daban los caminantes en el bar era pintoresca, la mayoría de ellos tenían en la mano sendos botellines de cerveza, unos fuera del bar, otros pegados a la barra, otros sentados en sendas sillas, otros de pié dentro del bar y todos con la cerveza en la mano. Buena imagen de deportistas preocupados por su salud. Parecía que solo se quería reponer el líquido corporal gastado en la subida, pero no, en el fondo del bar estaban Rosa Delia, Raquel, Pedro y Alfredo degustando una plato de garbanzada y otro de morcilla de Teror con pimiento. Casi ni hablaban, estaban concentrados en los manjares que degustaban, mojaban pan en el caldito de la garbanzada, saboreaban la morcilla fresca, y las únicas palabras que decían eran “… uhmmm, que buena está la garbanzada, uhmmm que buena está..” , y así una y otra vez. Violeta, que se encontraba a poca distancia de los comensales no pudo aguantar más y de forma descontrolada pidió media ración de garbanzada y de manera alocada empieza a devorar los garbanzos y con trozos de pan comienza a mojar en el caldito mencionado antes hasta llegar al paroxismo[2].
Sobre las 2,34 horas se llega a Santa Brígida, a visitar la Casa del Vino, que para variar se encontraba cerrada y por consiguiente nos quedamos con las ganas de catar algún que otro vino de la isla. Se toma la guagua de nuevo hacia la casa de Teresa Bañobre, llegando sobre las 3,27 de la tarde.
Al momento, Jorge compañero de la cumpleañera Teresa, comienza a sacar los diferentes manjares elaborados por ambos para la ocasión. En la mesa había de todo; empanada gallega, caldo gallego, tortuguita[3], dos patas azadas, pan de leña, botellas de vinos de diferentes marcas y denominaciones de orígenes, cervezas, pocos refrescos, pocas botellas de agua, queso del casar, tartas de Santiago (riquísimas), creps con miel o leche asada, aguardiente casero denominado “Tostado”, que dejó a más de uno/a “tostado/a” y la queimada. Algunas personas no degustaron la tortuguita pensando que era carne del conocido reptil ectotérmico[4] con caparazón.
Se pudo observar, que algunos comensales, de toda condición y género, no se despegaban de los bordes de la mesa y defendían su posición con movimientos de cadera disuasorios, de izquierda a derecha o viceversa, según el lugar en que alguien osaba hacerse hueco para degustar los inigualables manjares que a disposición de todos se pusieron sobre la mesa.
Otros, viendo que esta actitud podía ser mal interpretada y en algunos casos con claros signos de interponer una demanda por abuso de posición dominante y por barreras de entrada ilícitas, dieron un paso atrás para dejar paso a quienes también ansiaban participar en el mercado y transformar en bolo alimenticio, lo que en la mesa se presentaba.
También se pudo observar, sin distinción de género, la utilización de técnicas refinadas en la captura y engullimiento de los manjares. A la voz de “voy a probar esto a ver si me gusta…” se les veía ir una y otra vez a comer el mismo manjar. Como no daban tregua porque tan pronto desaparecían de la mesa llevando su pieza enganchada en el tenedor, en la mano, en cualquier otro utillaje apropiado para la ocasión o incluso, por el camino ya la saboreaban, al poco rato volvían a aparecer por otro lado con el mismo eslogan, y claro está las viandas que contenían los suculentos bocados se vaciaron al poco de estas idas y venidas. Sin embargo hay que agradecer esta técnica y a sus practicantes, ya que frente a la de apropiarse un aparcamiento en la mesa y utilizar técnicas monopolísticas, es de agradecer en estos tiempos de crisis, dar una participación más abierta a todos los actores en el mercado.
La queimada, momento cumbre de la tarde, con su rito, con su cerámica para su elaboración, sus ingredientes, orujo blanco, azúcar, limón, cariño, conxuro, buenas manos y fuego, mucho, mucho fuego. Fue el momento que Teresa se traspuso y volvió a las tierras de sus antepasados, estaba concentrada en lo que hacía. Debido a la algarabía que había en el ambiente no se le escuchó decir su conxuro que comenzaba como al principio de esta crónica decíamos: “"Mouchos, coruxas, sapos e bruxas, Demos, trasgos e diaños, espritos das nevoadas veigas…” Se utilizaron las tacitas de cerámica para degustar los efluvios de la queimada. Algunas de las caminantes se quemaron hasta sus pestañas por coger una de esas tazas llenas de delicioso manjar. Fue el no va más.
A medida que el ambiente se iba animando, los efluvios etílicos comenzaron a ponerse de manifiesto, para unos recién comenzado el ataque en masa a las botellas del preciado elemento -con pigmentaciones polifenólicas llamadas antocianos y taninos-, para otros sin embargo, demostrando su experiencia en estas lides, tales manifestaciones no aparecieron hasta bien entrada la tarde.
Se comenzaba a observar los ojillos de los unos y de los otros cada vez más alargados, con pupilas brillantes y un blanco rojizo rodeando el iris, esto es, con los primeros síntomas de que la fase de evaporación del líquido elemento y transporte en cómodas células –por lo general glóbulos rojos- del vapor etílico hacia las neuronas, se había producido y con ello, se pudieron observar estados de éxtasis en algunos grupos.
Dependiendo del grupo que se tratase, el impacto era diferente y así lo confirmarán algunas de las fotos. Los había serios y pensativos –a saber qué discutieron-, otros tenían encendidos debates. Por ejemplo, uno de estos grupos, escorado en una esquina del patio, se planteaba cambiar el sistema capitalista por ser el causante de esta y otras crisis. Se quedó en un mero intento, a la desesperada, ya que eso de resolver el mundo en tal estado no puede conducir a soluciones viables, incluso algún voluntarioso propuso convocarlos otro día para seguir discutiendo las soluciones en estado sobrio, a lo cual le respondieron con miradas y algunas palabras que no pueden reproducirse sin correr el riesgo de desprestigiar la causa.
Cuando la concurrencia estaba a su bola, entretenidos con una y mil conversaciones y catas vinícolas y degustativas de lo sólido, el Gran Mestre de la Hoja Sagrada comenzó un acto iniciático en la masticación de tan mistificado elemento, sustitutivo del café en los indígenas bolivianos, y que sólo se mastica formándose un bolo adecuadamente ensalivado, cuyos jugos ligeramente amargos dícese que mantienen el espíritu y calma el hambre.
Allí se iniciaron algunos ansiosos de conocimiento experimental, aunque hubo algún que otro que pasó con ligereza por el acto iniciático, y desoyendo o no llegando a oír los consejos e instrucciones del Gran Mestre, no sólo masticaron hojas sino que también se las tragaron. Hasta el momento, no hemos tenido noticia alguna de problemas intestinales.
Este acto aunque pueda parecer perjudicial para la salud, es totalmente inocuo y además no es aconsejable para aquellos que estén buscando sensaciones fuertes, ya que se trata tan sólo de una infusión bucal, y difícilmente repetible para aquellos cuyo RH no tenga alguna vinculación indígena, lejana o cercana.
En las postrimerías de la festiva celebración de cumpleaños, inmersos casi todos en una gula descontrolada –los hubieron que controlaron sus apetitos ante los seductores manjares-, nos preguntamos todavía quién fue el que dejó una huella sobre la camiseta de Cristina.
Una huella bien visible, sobre el límite inferior del tercio superior de su altura, de ella, en donde a las mujeres se le definen por la primera de las tres medidas fundamentales y que, ante nuestras ingenuas preguntas sobre su origen, ella nos decía que procedían de lo que ya en su día, Paulov gastó mucho tiempo en descubrir experimentalmente. Alguien que se supone que le miraba fijamente a los ojos, embobiao por el iris de Cristina, dejó caer las secreciones que se producen por el efecto de ver algo suculento o atrayente, hecho que se supone que la memoria del ínclito debía haber almacenado en ciertos pasajes de su vida. En términos más coloquiales, lo que dejó caer en la camiseta de Cristina fueron ni más ni menos que sus babas. Una hipótesis que otros pensaron era que, tal susodicho embobiao, no estaba mirando el color del iris de los ojos de Cristina, sino algún otro lugar que le traía recuerdos de su más tierna y primera fase de la infancia, y de ahí la explicación más factible de la mancha sobre el límite inferior del tercio superior de su altura, donde a las mujeres se le toman importantes mediciones.
Quedó el interrogante en la mente de todos los que nos preocupamos por este hecho, y que Cristina no supo o no pudo revelarnos, si la mancha se produjo por acción de la gravedad o por estampamiento directo, aunque a estas alturas tal duda ya es irrelevante después que la afectada se mostrase orgullosa del interés que tal hecho había despertado en algunos de los gulosos –que no lujuriosos- que en torno a ella se habían concentrado.
El colofón a la preciada celebración lo puso nuestra vicepresidenta, Dulce. Para quien no conozca a Dulce, suele suceder que en los estadíos tardíos de nuestros encuentros, le sobreviene la encarnación de un espíritu divino. Espíritu cargado de liderazgo, exquisito humor y que trata de concienciarnos o hacernos reflexionar a todos los que quedemos todavía en pié.
Esta vez trató de la falta de tacto que tiene todavía este joven (por fecha de constitución) grupo de caminantes QPH, entusiastas del sano divertimento social, deportivo y gastronómico, con los recién incorporados. Resulta que Dulce se quejaba, no sabemos si con razón, que las nuevas incorporaciones debían presentarse antes de comenzar la caminata aludiendo su condición de fulana[5]. Esto, por supuesto, levantó airadas intervenciones reivindicando por la mayoría de quienes estaban allí su condición de fulanas para que viesen que también era constitucionalistas, abiertas a la integración de las personas al margen de su condición y modo de ganarse la vida.
Luego se fue aclarando el término empleado por nuestra Vicepresidenta que no era más que se presentasen como “Fulana de Tal”, lo cual tranquilizó a la mayoría, pero mentes más rebuscadas se quedaron pensando si Tal sería el chulo.
Mercy, Ana Cabrera, Ana Gracia y Cristina recostadas en la pared frente a la tribuna de nuestra Vicepresidenta, bajo los efectos de los diferentes líquidos espirituosos consumidos comentaban algo alegres, nosotras somos “… fulanas, fulanitas y pendones[6]”.
En las postrimerías, postrimerías de la tarde, más bien de noche, cuando solamente quedaban unas 10 ó 12 personas, Cristina, la de las pupilas bonitas, algo alegre y festiva, comienza a realizar una demostración física con una botella llena de agua intentar sacar algo dentro de ella sin que se salga el agua. Según nuestro enviado especial, en ese momento se tuvo que ausentar por motivos fisiológicos y justo cuando volvió oyó las siguientes palabras de Cristina “… hay que soplar para que salga el liquido, chupar y saber hacerlo.”, nuestro enviado especial tenía una ligera sonrisa en la comisura de sus labios. Creemos que no sabía a qué se refería la frase.
Las Palmas de G.C. a 2 de febrero de 2009.
Consejo de Redacción del Tumbo.
Esta crónica ha sido posible gracias a:
JUAN MANUEL, MANOLO PINTO, MANOLO RIVERO, ERNESTO, ANTONIO MÉNDEZ, OSCAR, SILVESTRE, MARCELA, ANA CABRERA, ANA GRACIA, CRISTINA, PACO, ROSA DELIA, TERESA BAÑOBRE, MERCY, ENRIQUE, VIOLETA, FERNANDO SÁENZ, FERNANDO ÁLAMO, ROQUE, TOÑY, JAVIER, ESTHER, DULCE, ALFREDO, CRISTOBAL, JUANI, ANGELES, PEDRO, RAQUEL, MARÍA ELENA, MARLENE, ISABEL, MARIBEL, JOSÉ LUIS, MARIA TERESA GARCÍA, JORGE, MARTA RODRÍGUEZ, FERNANDO ERDOZAIN Y SILVESTRE.
[1] Conxuro= La queimada es aguardiente quemado y se practica con un ritual muy concreto: el del “conxuro da Queimada” En el momento en que las llamas azules emerjan de la cuenca de barro se recitará las palabras del conjuro y se levantaran las llamas con el cucharón para que ese fuego purificador “queime” todo lo malo.
[2] Paroxismo: 1 Exaltación extrema de los afectos y pasiones. 2. Exacerbación de una enfermedad. 3. Accidente peligroso o casi mortal, en que el paciente pierde el sentido y la acción por largo tiempo. (nos inclinamos por la acepción 1ª)
[3] Tortuguita= carne de vacuno frita en aceite con tres cabezas de ajos y pimentón y guisándose posteriormente en la misma sartén durante 1 hora (hecha por Mercy)
[4] Ectotérmico= Son aquellos animales que su actividad metabólica depende de la temperatura externa o ambiental.
[5] Fulana=1 Se usa para designar a una persona cuyo nombre se desconoce o no se quiere expresar, especialmente la que va en primer lugar, antes de nombrar a otras con palabras como mengano, zutano y perengano.2 Persona imaginaria o sin determinar. 3 Amante (creemos que la mayoría de los comensales se inclinaron por esta última acepción)
[6] Pendón= 1Insignia militar que consistía en una bandera más larga que ancha y que se usaba para distinguir los regimientos, batallones, etc. 2Insignia militar, que era una bandera o estandarte pequeño, y se usaba en la milicia para distinguir los regimientos, batallones y demás cuerpos del Ejército que iban a la guerra. Hoy usan banderas o estandartes, según sus institutos..3. Divisa o insignia usada por las iglesias y cofradías para guiar las procesiones. 4. Vástago que sale del tronco principal del árbol. 5. Persona, especialmente mujer, muy alta, desvaída y desaliñada.6 Insignia semejante a la bandera, de la cual se distingue en el tamaño, pues es un tercio más larga que ella, y redonda por el pendiente.7 Riendas para gobernar las mulas de guías. (creemos que la mayoría de los comensales se inclinaron por la 5ª acepción)