QPH ¿Qué Problema Hay?

Senderistas admiradores de la vida....

5. Que vienen los canariones, guarden el vino.

Que vienen los canariones, guarden el vino.

Este fin de semana tuve la suerte de recibir a varios de mis queridos amigos de la isla de enfrente con los que, aún “contra natura”, me llevo bien. Ellos venían a pasar unos días en la ISLA más grande, la más bonita y la más santa (*) del archipiélago (*Pedro de Vilaflor; el próximo será de esa isla, quizás San Jerónimo)

Ellos eran diez y respondían a los nombres de: Nandy-Margarito, Dulce-Octavio, Aurora-Manolo, Paula, Tomás, Roque y Antonio (amendezh&terra.es) y vinieron en dos coches en el ferry de Olsen que llegó a las 20,30 del viernes 22 de marzo de 2002. En el mismo barco llegó la pareja Merci-Oscar que se nos unirán mañana.   

Esa noche me acerqué al muelle y tras los afectuosos saludos de bienvenida y agradecimiento pues me trajeron unos ricos presentes de la isla redonda (queso, chorizos y morcillas) nunca las mañas pierdan, nos llegamos hasta el complejo politécnico de Tegueste, el mismo que los acogiera en su última visita a esta Isla del 26-03-99 y una vez se instalaron, seguimos hacia casa Tomás, en el Portezuelo, para cenar las afamadas costillas que prepara y, tras cenar aceptablemente y concertar el lugar y hora del paseo de mañana, nos despedimos amigablemente.urora

Aurora.

 El sábado 23 de marzo de 2002, poco después de las nueve,  nos concentramos en la entrada del barrio costero de San Andrés y a la cita acudieron también seis de mis amigos que no quisieron dejarme solo ante tan descarada invasión : Bárbara, Yolanda, Javier, Enrique, Pedro y Antonio por lo que éramos 19 en total y por un momento temí que la “patera” CANARIAS que nos devolvería a la rubia playa de las Teresitas naufragara pero pensé que de Marruecos vienen más y está más lejos.

La guagua que llega hasta Almáciga nos dejó en la entrada del túnel del Bailadero y eran las 10 de la mañana cuando, sin anestesia, “echamos” a andar por entre la laurisilva subiendo el empinado sendero que arranca nuestros primeros resoplidos.

Accedemos al Bailadero (un par de casas de comida alineadas en la carretera TF 1123 que finaliza en Chamorga) y tras asomarnos al pintoresco valle de Taganana seguimos la carretera durante unos 20 minutos hasta llegar a unas escaleras de piedra en el margen izquierdo con un desvencijado y rústico pasamanos que nos va a introducir en el bosque del Pijaral (helechos gigantes). El primer tramo es una suave subida que pronto alcanza un rellano para comenzar a descender por entre la armoniosa vegetación que reclama nuestra atención y aquieta nuestro espíritu.

En este paseo recibe su bautismo senderístico Aurora, la guapa y dulce esposa de Manolo que, pese a su inexperiencia, dio la talla y aunque acusó la lógica fatiga espero y deseo guarde un grato recuerdo de esta dura y variopinta caminata y que a esta le sigan otras muchas en todas y cada una de nuestras queridas islas. Ánimo.

Casi todo el recorrido discurre bajo arbolado y el desnivel en general es suave, con algunas bajadas y subidas de escasa importancia aunque en algunos momentos se me recriminara por haberla calificado a priori de suave llaneo y placentero paseo.

Pasamos la pared norte de Roque Negro en donde la humedad se hace mas patente y nos sorprendemos con esos musgos, líquenes y helechos que “decoran” el camino.

Pronto accedemos de nuevo a la carretera por la que caminamos un corto trecho hasta llegar al Parque Forestal de La Ensillada en el que se encuentran algunos ejemplares de Tabaybas Arbóreas que luchan por conquistar su propio  espacio vital hacia la luz y que parecen negarle las diferentes especies de la laurisilva.

Las parada es corta y continuamos por una ancha senda que parte de la carretera y que va subiendo paralelo a ella junto a unas mesas y zona acotada para acampar. Poco mas tarde llegamos a la entrada de la cima del Chinobre e invito al grupo a que le hagan una visita pues al estar el día despejado le permitirá una amplia visión de parte de las laderas y barranco de orientación norte de Anaga, así como de las crestas del sur y del valle de Igueste de San Andrés. La vista se extiende más lejos aún y permite ver también la Esperanza, el Teide y  hasta la Gran Canaria. En este lugar pusimos una placa con una sentida dedicatoria para el amigo Tomas Fuentes cuya alma, de seguro, permite Dios recorrer y gozar estos bosques mágicos

Retornado el grupo seguimos el cómodo sendero que desciende algo hasta llegar a un cruce. De frente Cabezo de Tejo y a la derecha Las Chamuscadas. Aquí la pareja Yolanda-Javier que se habían quedado rezagados (?) se despistan y bajan. El resto continuaríamos nuestro avance y nos sorprendemos por la repentina aparición del pitón fonolítico de Anambro que destaca poderosamente en el perfil de la cordillera de Anaga.

A las 12,55 llegamos al mirador de Cabezo de Tejo desde el que se abarcan espléndidas panorámicas : Roque de fuera, El Draguillo, Benijos, Almáciga, Roque de las Ánimas, parte de Taganana con su crestería de fondo y la costa baja de la Punta del Hidalgo. A la izquierda el monte de laurisilva del que sobresalen el Anambro y Chinobre. Detrás nuestro la ancha pista de tierra que llega al asfalto. 

Aquí hacemos la necesaria parada para reponer fuerzas y debo levantarme para dejar pasar un pequeño lagarto que corre hacia mí: ¿sería el camino de su casa?   Al advertir Enrique la falta  de su hermano y pareja, retrocede en su busca pero ellos ya llegan, casi corriendo, por la pista antes mencionada. Se ha repetido el milagro de los niños que se pierden y se encuentran en el  templo (de la naturaleza)

A las 13,30 abandonamos el lugar por el sendero que desciende por un tramo de fuerte pendiente hasta llegar a la Cruz del Draguillo (izquierda El Draguillo, derecha Chamorga) pero nosotros seguimos de frente debiendo iniciar un último ascenso que nos sitúa en el camino de Tafada. A nuestros pies aparece Chamorga y algo mas arriba, sobre el perfil como un nido de águilas, La Cumbrilla.

El sendero se ha amansado y en un momento dado (una especie de balconada de madera) podemos ver debajo nuestro el caserío de Las Palmas de Anaga. Por fin el sendero abandona el bosque e inicia un corto descenso sobre las ruinas de Las Casas de Tafada. Hemos perdido la grata sombra y belleza del bosque pero hemos ganado en amplitud y espectacularidad de paisaje. La vegetación se hace de matorral y siguiendo el sendero que bordea las casas por su izquierda salimos al  Lomo de Los Codesos. En un saliente o rellano vemos abajo, junto al mar, Las Breñas y ya seguimos bajando por una zona de tajinastes blancos o palominos.

Aquí la bajada se hace mas pendiente y la arenilla lo vuelve más resbaladizo. Poco antes de llegar al automatizado faro nos sale un camino por la izquierda que viene del Draguillo, vía Las Palmas. Ya en el faro vamos a seguir descendiendo por el antiguo camino carretero que viene desde el pequeño muelle de Roque Bermejo  en  el cual se descargaban las provisiones del faro que se enviaban desde San Andrés.

El grupo se ha estirado, quizás olfateando la fría cerveza que nos espera abajo, y del primero al último transcurren casi 90 minutos. La mayoría nos damos un apetecido chapuzón en la pequeña cala de Roque Bermejo y puedo saludar de lejos al amigo Fofo o Adolfo, el pescador que nos llevará hasta la olvidada civilización.

Él nos apura un poco pues la mar, que por la mañana estaba “como un plato” va cambiando y una ligera brisa del norte ya viene adornándola con blancos rizos que prometen ir a más. Nos embarcamos con algo de premura y nada mas  pasar la Punta de Anaga comprobamos que el mar se allana y podemos disfrutar del resto del viaje admirando la acantilada costa que nos presenta una variada coloración.

Nuestro valiente “Canarias” no tenia prisas y nosotros ya tampoco. Tardaría algo más de una hora en recorrer una distancia de 14 km haciéndonos ver de cerca las playas de Anosma, Ijuana, Antequera, Balayo, Las Gaviotas y por último la muy abarrotada de las Teresitas pues no en vano el día de hoy ha estado fuerte de calor.

A las 18,20 desembarcamos y en el minúsculo malecón nos está esperando el amigo  Germán. Ya damos por finalizado el “apañado” paseo en el que hemos caminado unos 13 km durante casi seis horas. Conviene rematar la jornada dignamente y a fe que lo conseguimos pues nos acercamos hasta la Matanza y en sus altos, en el Salón de Pancho y Marita (tfno 922578800) hicimos una variada merienda-cena a base de pescado fresco, morenas, pulpos, escaldón y carne conejo, todo ello regado con un excelente vino. Buen remate para un buen día. Que se mueran los feos.

Camino de las Mercedes…

El domingo 24 de marzo de 2002 vamos a realizar un paseo circular por el Monte de Las Mercedes y decidimos reunirnos en el mercado de La Laguna sobre las ocho de la mañana. El amigo Adrián y su hijo Santos querían acompañarnos este día y lo cité también pero por error entendió que nos veríamos en  la estación de guaguas y estuvo tiempo esperando: lo siento. Quién si nos acompañaron  fueron  tres de los hijos de la “tierra de Dios”: Eva, Carlos y Germán, causando baja Aurora y Manolo que tenían un compromiso previo. Así que hoy seremos doce.

En el mercado desayunaron (chocolate y churros) y compramos algo de fruta para el camino y acto seguido seguimos hasta el pie del monte de Las Mercedes, dejando los coches aparcados por fuera del restaurante Casa Domingo para iniciar el paseo

Son las 9,15 y ya emprendemos la marcha caminando por el asfalto en dirección al monte de Las Mercedes y poco mas arriba giramos a la izquierda caminando cerca del cauce del barranco y pronto encontramos unas tuberías que mas tarde dejamos para cruzar el cauce del barranquillo que nos saca a la zona recreativa conocida como “Llano de Los Viejos” (aquí traían los taxistas, haciendo sonar sus bocinas, a los internados en el asilo en una simpática fiesta que se ha perdido con el tiempo).

Superamos una gruesa cadena y proseguimos por un ancho camino real que cruza una vez la carretera TF 114 y tras una asumible subida salimos a un espacio despejado denominado “Llano de Los Loros” (es de suponer que por los laureles) desde el que se domina la cuenca del valle de Tahodio y la ubérrima ladera y crestería del Monte Aguirre.

Volvemos al buen sendero que desemboca de nuevo en el asfalto, al costado del mirador de la Cruz del Carmen y aquí hacemos una pequeña paradiña para visitar el centro de interpretación de la naturaleza donde nos obsequian con algunos  mapas de senderos.  La gente remolonea algo en el bar próximo y me cuesta tirar de ellos pero cuando lo consigo seguimos por la pista-cortafuegos de la izquierda que baja hasta la Casa Forestal.

La rebasamos y algo más abajo abandonamos la pista por un estrecho sendero que nace a la derecha que desciende tieso sobre la pista de Las Yedras. Ya en ella caminamos a la izquierda y enseguida salimos al asfalto de la TF 1143 que vamos a caminar a la izquierda durante un par de minutos hasta que llegamos a un llano, como una zona recreativa sin mesas. Estamos en las Cuadras de Don Benito.

Aquí nace una senda que seguimos hasta que finaliza en una rotonda. Buscamos su  continuidad como vereda que esta unos metros por debajo y a la izquierda y ya la continuamos. Se trata de un buen sendero con suelo de pinocha que atraviesa un denso pinar foráneo con gran número de ellos abatidos y que junto con  una discreta bruma que ronda sus copas, le dan un cierto aire de misterio al lugar.

Casi al final del mismo me despisto y lo pierdo. Debo avanzar un poco mas arriba para verlo luego a mis pies. El sendero desemboca en el Peladero en donde existen las ruinas de una soberbia edificación, conocida como “El chalet de Fuset” que al parecer fue una lujosa residencia y donde, se dice, pernoctara el General Franco cuando estuvo en la Isla. En la pared del camino se aprecia un hueco en el que aún se puede ver restos de los azulejos que con su efigie alguien mandara instalar y que también alguien, resentido o perjudicado, destrozara en una ruin e inútil venganza

Dejamos el lugar subiendo la pista  hasta llegar al cruce del Juntadero y seguimos de frente por la pista del Moquinal hasta salir a Lomo Solís en donde se halla la entrada de una pista señalizada como “Los Dornajos” por la que seguimos.

Estamos ya en el Monte de Tegueste y cerca de la pista existió un sitio donde había agua para el ganado, de ahí su nombre. Es una buena senda, muy cómoda de caminar que en ocasiones nos permite ver la localidad de bajamar, en la salida del barranco de La Goleta y Cantarranas.

La pista concluye en la pequeña meseta La Orilla, poblada de sombríos pinos y ya se precisa parar un momento para descansar un “fisco” y comer alguna fruta.

La paciencia no es mi mejor virtud y pronto tiro del equipo para iniciar la segunda parte del recorrido, aquella que nos devolverá a donde reposan los coches. Para ello debemos iniciar una suave pero continua subida por una remozada pista casi asfaltada, antiguo cortafuegos en cuyo tránsito se inicia una llovizna que mas tarde iría a más y que haría inútiles nuestros modestos chubasqueros pues el que más y el que menos, hizo su entrada en el salón comedor del Restaurante casa Domingo completamente enchumbado.

Pero antes debo anotar que la pista finaliza en el asfalto del Moquinal, justo en el cruce que también desciende sobre Pedro Alvarez. Ésta es la dirección que nos interesa por lo que seguimos la bajada buscando el precario abrigo de la arboleda.

Pronto pasamos la zona recreativa de “La Quebrada” en donde se está produciendo la fuga masiva de numerosos “domingueros” que habían tomado posesión del lugar que por la mañana presentaba un soleado aspecto.

Un par de curvas mas abajo existe la entrada del sendero que nos llevará a la Estercolada y por el que nos adentramos con decisión por si nos resguardaba algo de la lluvia que, intermitentemente, nos flagelaba. A veces se descubría la bruma y en el paisaje nos dejaba ver pintorescos retazos del valle de Tegueste.

El sendero atraviesa una zona de eucaliptos y trepa hasta la pista de la Estercolada por la que caminamos hasta llegar a la entrada del sendero de Zapata que nace a la izquierda. Aquí vamos a variar la dirección y subir un rato por este camino real hasta encontrar el cruce de un sendero mas estrecho e íntimo que avanza a la derecha por dentro de un encantador, silencioso y húmedo bosque.

Eva y Carlos que iban delante habían pasado de largo el cruce por error y bajaron hasta la carretera, debiendo luego ascender por ella hasta el  citado restaurante.

El resto accederíamos a mismo siguiendo el resbaladizo y sinuoso sendero que nos saca a 100 metros escasos de nuestro destino cuando son las 4 de la tarde. Ya debemos dar por finalizado el paseo en el que hemos caminado unos 17 km durante mas de  seis horas y, tomando asiento, nos aprestamos a reponer  convenientemente, quizás hasta con exceso, las  fuerzas perdidas en el camino.

La comida resultó variada (garbanzas,  escaldón, sopa, queso, vino, postre. etc.) y durante la misma se incorporaron al grupo Felipe (un galeote tinerfeño ganándose el cielo y los garbanzos en Las Palmas y Mila, su joven y guapa hija-esposa-madre)

Mientras comíamos mecánicamente teníamos el oído puesto en la radio pues el “tete” fue ganando durante todo el tiempo 0 a 1.  Fue un falso espejismo pues casi al final empató el Coruña y acabó con nuestras ilusiones al concluir el partido con un rotundo 3 a 1.

Otra vez será aunque lo más que me molestó fue la risita de nuestros “paisanos”. Menos cachondeo: a ver si le vamos a ganar en el “municipá” y los mandamos “pa” segunda.

Ya queda poco tiempo para las despedidas pues el barco de nuestros amigos (salvo Dulce y Octavio que se quedan hasta el viernes) sale a las siete por lo que les decimos con Dios agradeciéndoles su presencia y emplazándolos para una nueva ocasión. Que sea pronto pues ha sido un auténtico placer caminar con ustedes.

Seguro por un día